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EN SEMANA SANTA, SEÑAL Y CAMINO EN LA SIERRA NORTE DE SEVILLA

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Poco a poco se van normalizando las salidas por la provincia de Sevilla, no faltan ganas por parte de los socios y socias de Señal y Camino. Disfrutar de una Semana Santa en plena naturaleza, eso sí sin olvidar de las medidas de seguridad y límite restringido de participantes, es la mejor opción para los amantes del senderismo.

Señal y Camino_07042021El pasado sábado 3 de abril un grupo de 15 senderistas hicieron la Subida al Castillo de Luna y la Piedra Zapatera en la Puebla de Cazalla, de 10 km. y 200 m. de desnivel, una ruta que la semana pasada no pudieron hacer por coincidir con una carrera de trail programada por la Federación Andaluza de Montaña.
La ruta se inicia en las inmediaciones de las ruinas del Cortijo de la Gerena. Dejaron los coches en el llano de la Gerena, antes de la pasada del río Corbones.  El sendero discurre por el río Corbones que se cruza por una pasarela donde se ha habilitado un cable para facilitar su paso. Aguas abajo, la ruta rodea la ladera del castillo pasando por las ruinas del cortijo del castillo. a la derecha, mientras a la izquierda vadea por el arroyo del Infierno. A unos 800 metros, el camino entra en propiedad privada y se toma la senda de la derecha marcando un pronunciado descenso, entre densa vegetación y paralelo a un arroyo o torrentera, y luego una subida donde el paisaje se abre a una bifurcación. El grupo optó por alargar la ruta hacia la singular Piedra Zapatera donde se divisa una amplia panorámica al Castillo, el Cortijo de las Bodeguillas o el Puerto del Viento. Volviendo por el mismo camino, en la bifurcación, retomaron la subida al Castillo y al Cerro del Moro donde se encuentran restos de un asentamiento morisco. La vuelta se hizo por la otra ladera, cruzando el río por un tronco habilitado con una red. El grupo fue a tomarse el bocadillo en plena naturaleza, junto al Pantano del río Corbones donde dieron por finalizada esta bonita ruta.
El Domingo  de Resurrección 4 de abril, 15 participantes hicieron la ruta de senderismo Rivera del Cala y Castillo del Real de la Jara, una ruta lineal de 10,5 km. y 130 m. de desnivel.
Desde el Real de la Jara donde dejaron los coches, subieron una empinada pendiente hasta el Castillo del Real de la Jara y procedieron a su visita. Es una fortaleza recién restaurada. Originariamente construida con piedra del lugar con argamasa, han reforzado la muralla con listones de hierro. Dos escaleras permiten acceder  al camino donde los guardias hacían la ronda. De planta semicuadrangular, tenía ocho torres, de las que solo quedan alguna. Las saeteras están dispuestas alrededor de la muralla para procurar la defensa en caso de ataque. Actualmente se ha rehabilitado el patio al aire libre para usarlo como auditorio con un escenario y grada numerada.
Lo siguiente fue salir por una carretera asfaltada que cruza las dehesas  que circundan el pueblo al encuentro del Arroyo de la Víbora. Al llegar al Puente, se cruza y a continuación, se va vadeando las orillas del río. Comprobaron que el Arroyo de la Víbora discurre con poca agua debido a la escasez de lluvia de este año. En zonas donde el arroyo se convierte en río falta movimientos en sus aguas aunque el croar de las ranas y el canto de los pájaros procura una música ambiental que acompaña durante todo el camino. Unos kilómetros más adelante, se cruza una carretera donde figura un letrero, junto a un puente, que señala el principio de la provincia de Huelva. Al otro extremo de la carretera se divisa el Centro de Interpretación de Rivera del Cala donde accedieron para su visita. Allí se encontraron con viejos compañeros de ruta y después de una paradita en el camino, se dirigieron al Área Recreativa del mismo nombre. Un gran número de autocaravanas aparcadas cerca de los merenderos hacía presagiar que allí nuestros senderistas no podrían encontrar la paz que iban buscando, así que prefirieron volver sobre sus pasos y tomar el bocadillo en un lugar cerca de la Rivera del Cala. La vuelta se hizo por el mismo camino de ida, en lugar del camino del Batrocal, buscando el frescor de la vegetación de Ribera porque ya empezaba a hacer calor.
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